mayo 19, 2017 4:36 pm
Tuve un jefe que decidió bautizar su última empresa con nombre de mujer, pese a que no reflejara en absoluto las actividades de la nueva compañía. Si tienes una floristería y la llamas “Rosa”, resultará una salida fácil pero tendrá sentido, ¿no? En este caso no había ninguna razón de peso, aunque sospechábamos que trataba de alcanzar el empate en una antigua guerra perdida con su esposa. En otra ocasión, buscar el nombre para un nuevo proyecto empresarial se tornó un asunto de estado, llegando a recurrir a los próceres del gentil arte de diseñar marcas. Las propuestas, ingeniosas, desataron enorme hilaridad -contenida, siempre contenida- al evocar la lista de hechizos de Harry Potter: Atabraquium, Vermillious, Obliviate… Puedes hacerte una idea de lo que pasó después porque, remitiéndome al Un,dos, tres:
Primer error: buscar un nombre cuando en realidad tienes que construir una marca, con todos sus atributos. ¿Qué quieres transmitir? ¿Cuáles son tus valores? ¿Tienes una misión? ¿Y una visión? Hazte también estas preguntas si lo que estás lanzando es tu marca personal, y no olvides que se trata de tu MARCA (así, en mayúsculas), un concepto que va más allá de tu nombre. De hecho, si tienes suerte, puede trascender tu propia marca y quedarse reducida a la mínima expresión: un pictograma. Si das este paso, ¡enhorabuena, puedes tratar de tú a tú con las grandes firmas!
Llega un momento en que no te tienes que presentar, entras a un sitio y todo el mundo te reconoce. En este caso, reconocen el pictograma que durante años ha estado asociado a tu marca, no hace falta más.
Antes de que te imagines George Clooney en el anuncio de Nespresso, volvamos al principio: el nombre. Si estás atascado, deja de pensar en tu empresa y ponte en los zapatos de tu cliente: qué haces por él, qué problemas le ayudas a resolver, qué gana contando contigo. Si obtienes una respuesta has subido un escalón en la construcción de tu marca, ¡además de eliminar dolores de cabeza!
La madurez de los mercados ha llevado a que cada vez resulte más difícil diferenciarse de la competencia. ¿Por qué van a elegir mi clínica de fisioterapia en lugar de la que hay dos calles más allá? Seguramente por fidelidad, y si acabas de abrir, tendrás que ganar a tus clientes. Aquí el trato, la atención, lo que se conoce como gestión de la experiencia de cliente, es fundamental. Puedes consultar posts anteriores sobre esta disciplina y practicar, además de diferenciarte. Busca los atributos de marca que te distinguen del resto y difúndelos. Si es necesario, utiliza el rótulo de tu negocio.
Si sigues sin tenerlo claro, recurre al ingenio. En ocasiones funciona.
Si quieres compartir tu experiencia, imágenes sobre marcas, reflexiones o buscas una segunda opinión, no dudes en utilizar los comentarios.