septiembre 7, 2017 7:11 am
¿Recuerdas esa canción infantil que preguntaba incesantemente “dónde están las llaves”? Yo llevo varios días preguntando por un pedido online y todavía no se me ha ocurrido componer un tema musical. Al tiempo, que tiene pinta de ir despacito. Pregunté al community manager de la compañía mediante mensaje privado. La respuesta prometía:
La respuesta se demoró, la compra seguía perdida y el tiempo apremiaba lo suficiente como para abrir todos los frentes. Por tierra, mar, aire… y lo que se tercie. Traducido: contacto con el community manager, mail a incidencias, otro correo electrónico a atención al cliente, tuit en abierto… La contestación me devolvió a la casilla de salida (¿cuesta tanto comprobar si ese cliente ya ha intentado una solución por otras vías?).
Al borde del abatimiento quemo el último cartucho: llamada al teléfono de atención al cliente. En este último puedes probar a llenar tus ratos de aburrimiento:
- Bienvenido al servicio de atención al cliente de comercio electrónico de El Corte Inglés. Si desea conocer la fecha de entrega de su pedido pulse 1, para solicitar su devolución pulse 2… y así hasta 5
Lo intentamos con el 0 “para cualquier otra consulta será atendido por un agente”. Y la respuesta sorprende:
- En este momento todas nuestras líneas se encuentran ocupadas, le agradeceríamos contacte con nosotros pasados unos minutos. Gracias.
Colgaron. Sí, COLGARON.
Yo también pensaba que era cuestión de mala suerte, hora punta… 13 llamadas después me quedé sin excusas. No es un decir, van 13 hasta el momento de escribir este post,
El teléfono sonó de vuelta, palabras del community manager, que dejó en el limbo la posibilidad de poner fin a esta espiral de preguntas sin respuesta.
Han pasado dos días, el community solo responde si lanzo mi queja en público, siempre con la misma fórmula. El teléfono sigue emplazando al cliente a llamar “en unos minutos” (empiezo a pensar que lo de “todas nuestras líneas” no es más que un plural mayestático). ¿Y el mail? De eso nunca se supo.
Y aquí sigo, sin mi compra y sin nadie que quiera darme una explicación. Si en algún momento los grandes almacenes deciden poner al cliente en primer plano, ya saben por donde empezar.
Sería bueno establecer una cadena de procesos para casos como el tuyo, que se convierten en verdaderos trolls…